La Ruta de los Conventos la forman una serie de iglesias de poblaciones yucatecas edificadas durante la época de colonización. Aquí podemos aprender de la profunda huella católica en estas tierras mayas.
La Ruta de los Conventos se encuentra en una de las zonas más interesantes para visitar a nivel historia en la Península de Yucatán. En esta área al sur Mérida es donde el colono se asentó principalmente, donde encontraron la mayor población de mayas, los originarios de estas tierras.
Los colonizadores católicos venían con una idea clara: ampliar y asentar su imperio español-católico evangelizando a la población y adueñándose de las riquezas de la tierra, la cual iban a explotar gracias a la mano de obra del maya. Su plan resultó perfecto, venían de muchas guerras y con un espíritu católico con gran experiencia en disciplina y estrategia. Sabían a qué jugaban.
Los franciscanos llegaron en 1544, seguidos por los dominicos en 1546 y los agustinos en 1553, teniendo todos sedes en la Península de Yucatán. Entre las distintas órdenes batallaban por el poder, algo que vemos reflejado en magníficas construcciones como el Convento de San Antonio de Padua de Izamal, demostrando el poderío franciscano. Y a la vez es un acto de poder de la nueva fe católica, construida a base de las piedras de las antiguas ciudades mayas, más monumental en construcción si cabe.
Para un buen asentamiento en estas tierras extranjeras era fundamental tres aspectos: conocimiento de las lenguas indígenas, la familarizacion con las costumbres locales y la creación de conventos.
¿Por qué los conventos fueron parte fundamental del éxito de la colonización? Los conventos fueron centros de adoctrinamiento e instruccion evangelista. Eran espacios de cultura donde se dedicaban a educar, evangelizar y enseñar artes y oficios a la población maya. En toda poblado maya originario se creó una iglesia o convento, desde ellas esculpían las nuevas almas que necesitaban para su causa. A algunos mayas instruidos en la fe católica se les iniciaba como policia cristiana, tal y como describen algunas crónicas.
Para acercar la nueva doctrina a la población maya usaron métodos de coacción y persuasión. Una de las estrategias de persuasión fue la creación de las capillas abiertas, de las que tenemos algunos ejemplos en la Ruta de los Conventos. Aprender de las costumbres locales les hizo saber que el maya no es amigo de los espacios cerrados y que sus ceremonias se hacían siempre a cielo abierto. Pretender llevar al maya a una iglesia cerrada habría sido un error de táctica que no cometiron. En las capillas abiertas el sacerdote oficiaba desde una plataforma resguardado bajo techo, mientras los nuevos feligreses se reunían en el atrio, un gran espacio cercado por bardas. Así permanecían bajo su conocido cielo, y así tomaron forma las iglesias aquí.
Antes de llegar a construir las primeras iglesias, los templos fueron de madera y paja sin paredes, donde permanecían todos resguardados. Todavía hoy vemos santuarios que se construyen de este modo en la Península.
Muchas iglesias formaban parte de conventos donde había escuelas, talleres, hospitales, huertos, animales de granja, cementerio, almacenes, la enfermería de los frailes. Junto a una primera planta donde estaba el comedor común, la cocina, biblioteca, despensa, baños, sala de profundis… se alzaba un segundo piso de austeras celdas. Eran construcciones de reciedumbre y sobriedad. Normalmente las iglesias son de una nave sin crucero.
Las iglesias de los pueblos más pequeños no suelen tener las torres laterales que sirven de campanarios. Las torres con campanas las pagaba quien podía, era una de las mil maneras de tributar. Eso nos indica si el pueblo era notable en época de asentamiento de la colonia.
Bajo la estricta batuta del repiqueo de las campanas de las iglesias se marcaban las horas y normas canónicas. Las leyes eclesiásticas dirigían el carácter de la poblacion con estricto rigor, menos en las fiestas, donde se podía gozar de los excesos. Las misas eran diarias y ocupan distintas horas, tal y como suele pasar con las liturgias de las religiones. Tras la última misa, era tiempo de recogerse en casa. El catalocismo sigue impregnando la cultura del pueblo maya yucateco.
Sabemos que las ciudades mayas se construían con una disposición marcada por los astros, así como la orientación de las iglesias es a poniente por la disposicion litúrgica del catolicismo. Así que ya sabes que las mejores fotos de las fachadas son al atardecer.
Alrededor de estas iglesias yucatecas se recogen las muchas historias que han ido calando en la vida del maya. Todo poblado tiene su iglesia y su historia. La lista es larga sólo contando la Ruta de los Conventos: capilla a la Virgen de Guadalupe y el templo a nuestra Señora de la Natividad de Acanceh, templo y convento Virgen de la Asunción de Tecoh, convento de San Antonio de Padua y la Capilla de San Cristóbal de Tekit, convento Franciscano de Mama, convento de San Miguel Arcángel de Mani, donde hizo el acto de fe de Fray Diego de Landa, convento y parroquia de San Antonio de Padua de Ticul, la parroquia y convento de San Pedro y San Pablo de Teabo, el templo de la Purísima Concepción de Chumayel, donde hallaron uno de los Chilam Balam, la iglesia de la Virgen de la Concepción de Telchaquillo, la iglesia San Francisco de Asís en Oxkutzcab, templo y convento de la Asunción de Muna, Parroquia de San Francisco de Umán…
La población maya fue la mano de obra de estas iglesias. Los mayas no estaban obligados a pagar tributo, que era el sustento principal de las iglesias. Su tributo lo denominaban de otra manera, el medio real de fábrica, usando a los mayas para contribuir en la edificacion con materiales y productos diversos, además de trabajos en las iglesias. El hecho de que durante la civilización maya era usual pagar tributo a los gobernadores de las ciudades-estado en forma de maíz, ropa o trabajos en obras públicas, hizo que el nuevo sistema encajara con naturalidad estratégica en los mayas conquistados. Con algunos gobernadores de algunas etnias que se unieron a los españoles hicieron pactos favorables. Los pactos de guerra acaban siendo con el enemigo extranjero en detrimento del enemigo vecino.
A finales del siglo XVI se extiende el uso de la moneda. El sometimiento del maya se sigue postergando de otras maneras, como sucedió en los tiempos de las Haciendas del henequén.
También en esta zona puedes visitar haciendas, herencia de la colonización. La combinación perfecta para acabar de conocer esta zona de Conventos, la tienes con la Ruta Puuc, Mayapán, Loltún y los cenotes de la zona que se jactan de ser de los más bonitos. Casi nada!
Es especial recorrer esta área yucateca donde el maya se evangelizó sin perder sus usos y ceremonias ancestrales. Puebleando esta zona vivirás de cerca la actual tradición maya. La Ruta de los Conventos es una maravillosa excusa para pueblear, aprender y empaparse de historias y personas.
Buen camino viajero!
FICHA PRÁCTICA:
- La Ruta de los Conventos se ubica al sur de Mérida. Acanceh se localiza a 25 kilómetros al sureste de la ciudad de Mérida. Para llegar a Acanceh debes ir rumbo a Kanasín (hacia Cancún) y tomar la carretera estatal numero 18, después sigue los letreros a Acanceh. Continúa por la carretera 18 donde encuentras la mayoría de las otras paradas de la Ruta. El regreso a Mérida sería por la carretera 261, donde se localiza Umán a 18 km al suroeste de Mérida.
- Esta ruta la puedes combinar con la Ruta Puuc, Mayapán, Loltún, Haciendas y cenotes de la zona como los de Cuzamá, X-Batún, Kankirische, los de Telchanillo, Tecoh, Sabacché…. hay infinidad en la zona.
- ¿Cómo llegar en transporte público? Sale transporte colectivo desde Mérida, calle 69 con la 50 (1h 15″ hasta Acanceh). Esta ruta la recomiendo hacer en auto propio por la facilidad de movilidad en la zona.
- Horario: suelen abrir de mañana temprano hasta las 13h y por las tardes a partir de las 16. No te decepciones con los hararios pues cada una se rige por un patrón. La mayoría no son de pago.
- Hay agencias de Mérida y Valladolid que organizan excursiones por la Ruta de los Conventos.
- ¿Qué llevar? Ropa clara y ligera, sombrero, repelente de insectos, protector solar y agua siempre va bien. El calor en esta zona pega duro, sobretodo de abril a septiembre. Ah, no te olvides el bañador.
- Recomendación: para evitar contaminar la delicada agua de los cenotes no uses cremas corporales, ni protectores, ni repelentes antes de entrar en ellos.
- Hospedaje: encuentras hospedaje en la mayoría de pueblos de la zona como Santa Elena, Oxkutzcab, Tecoh, Ticul… y sobre la carretera en áreas cercanas a las zonas arqueológicas como Uxmal. Puedes aprovechar para hospedarte en alguna de las Haciendas de la zona.
- Ruta de los Conventos en el mapa de la Península de Yucatán. Abrir aquí
Sandra Salvadó
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